EL RESTO DEL VIAJE

Ok... ahora continuaré la bitácora de mi viaje a Vancouver,
pero esta vez con un enfoque más resumido.
pero esta vez con un enfoque más resumido.
Mi segundo día en Vancouver fue dedicado a Mercurio, el dios del comercio… osea al shoping. Comenzó con un rico desayuno al estilo norteamericano. Después regresamos a la casa para alistar un par de cosas, pasamos a una tiendita tipo oxxo, para comprar algo y conseguir cambio para el camión.
La primera parada de la ruta consumista fue DREXOLL. Este establecimiento está dedicado 100% a juegos de mesa, así podrán imaginar que me causó un frenesí sin igual. El tour continuó en Mountain&Co y finalmente en Best Buy, donde agregé dos juegos de Wii a mi colección. (Gracias al Guitar Hero me he tardado tanto en continuar esta bitácora).
Al día siguiente, después de un delicioso cinamon roll, rentamos bicicletas y nos fuimos a dar la vuelta (en este caso literalmente) al Stanley Park. El día era soleado y la vista espectacular.
Más tarde comimos en Vera’s Burguer, las mejores de la ciudad según la opinión popular. Después estaba planeado ir al acuario, pero dada la hora decidimos ir a nuestra guarida a estrenar el nuevo juego de Diego: Arkham Horror.
A las 4 de la mañanada del 10 de mayo Rodrigo y yo nos levantamos para montarle un pequeño rally cumpleañero al Dieguete. La idea era sacarlo del depa para que mientras nosotros decoráramos un poquitín, ya saben el pastel y todo el rollo. La idea le hubiera fasinado a Diego, pero le chocó al monstruo gruñón que toma su lugar por las mañananas (no lo culpo… eran las 6:30 del sábado).
Para continuar la celebración fuimos al cine a ver Meteoro y finalmente a cenar a su restaurante favorito. ¿Cómo se llamaba bro?
El domingo se organizó la celebración oficial de su cumple. Unos amigos le prestaron su salón de usos múltiples para organizarla. La pasamos muy bien entre el billar, los juegos de mesa y las exóticas botanas que se consiguieron.
Para el lunes Diego había planeado algo muy especial. Salimos de la casa sin desayunar rumbo a un misterioso lugar que mi hermano se negaba a revelar. En el camino pasamos por su universidad, el VFS y le echamos un rápido vistazo.
Después de un par de camiones llegamos a un suburbio de Vancouver (no confundir con “afueras de la ciudad”). Se trataba de Deep Cove, un lugar muy lindo y pintoresco que rodea un hermoso lago. Las casas son de madera y con techos a dos aguas. Amplios jardínes que se pierden entre altas montañas forradas de pinos.
Desayunamos en un restaurante cercano a la plaza principal. Una vez con las fuerzas recuperadas nos dirigimos al Baden Powell Track, una vereda que cruza el bosque que lleva a un mirador. De verdad la pasamos increíble ahí. Al llegar a lo alto de la roca organizamos un picnic acompañado de -¿qué creen?- juegos de mesa! (Magic). Sorpresivamente Diego recibió una llamada muy especial, se trataba de Ceci y Cristy desde Suiza. Poco después de este momento digno de un comercial de Telcel emprendimos el regreso.
Por la tarde noche visitamos a unos amigos de Diego. El objetivo de la reunión fue jugar Arkham Horror de nuevo, pero además platicamos, cenamos y hasta vimos el video de bodas de nuestros anfitriones.
Y así llegó el martes, el último día de mi viaje. Por la mañana fuimos al acuario para visitar a las belugas y al león marino más grande que he visto. Ese fue el único día en que llovió, supongo que no era el único triste por partir. En la tarde pasamos a un par de tiendas y regresamos temprano a casa para organizar mi mochila y que Diego me mostrara un par de videojuegos, entre los cuales estuvo su nuevo Viva Piñata para el Xbox que le regaló Rodrigo.
A la madrugada del miércoles tome el taxi que me llevaría al aeropuerto y al final de esta aventura, este pequeño espacio de tiempo en el que recordé que para ser niño no hay edad. Espero se repita pronto.
La primera parada de la ruta consumista fue DREXOLL. Este establecimiento está dedicado 100% a juegos de mesa, así podrán imaginar que me causó un frenesí sin igual. El tour continuó en Mountain&Co y finalmente en Best Buy, donde agregé dos juegos de Wii a mi colección. (Gracias al Guitar Hero me he tardado tanto en continuar esta bitácora).
Al día siguiente, después de un delicioso cinamon roll, rentamos bicicletas y nos fuimos a dar la vuelta (en este caso literalmente) al Stanley Park. El día era soleado y la vista espectacular.
Más tarde comimos en Vera’s Burguer, las mejores de la ciudad según la opinión popular. Después estaba planeado ir al acuario, pero dada la hora decidimos ir a nuestra guarida a estrenar el nuevo juego de Diego: Arkham Horror.
A las 4 de la mañanada del 10 de mayo Rodrigo y yo nos levantamos para montarle un pequeño rally cumpleañero al Dieguete. La idea era sacarlo del depa para que mientras nosotros decoráramos un poquitín, ya saben el pastel y todo el rollo. La idea le hubiera fasinado a Diego, pero le chocó al monstruo gruñón que toma su lugar por las mañananas (no lo culpo… eran las 6:30 del sábado).
Para continuar la celebración fuimos al cine a ver Meteoro y finalmente a cenar a su restaurante favorito. ¿Cómo se llamaba bro?
El domingo se organizó la celebración oficial de su cumple. Unos amigos le prestaron su salón de usos múltiples para organizarla. La pasamos muy bien entre el billar, los juegos de mesa y las exóticas botanas que se consiguieron.
Para el lunes Diego había planeado algo muy especial. Salimos de la casa sin desayunar rumbo a un misterioso lugar que mi hermano se negaba a revelar. En el camino pasamos por su universidad, el VFS y le echamos un rápido vistazo.
Después de un par de camiones llegamos a un suburbio de Vancouver (no confundir con “afueras de la ciudad”). Se trataba de Deep Cove, un lugar muy lindo y pintoresco que rodea un hermoso lago. Las casas son de madera y con techos a dos aguas. Amplios jardínes que se pierden entre altas montañas forradas de pinos.
Desayunamos en un restaurante cercano a la plaza principal. Una vez con las fuerzas recuperadas nos dirigimos al Baden Powell Track, una vereda que cruza el bosque que lleva a un mirador. De verdad la pasamos increíble ahí. Al llegar a lo alto de la roca organizamos un picnic acompañado de -¿qué creen?- juegos de mesa! (Magic). Sorpresivamente Diego recibió una llamada muy especial, se trataba de Ceci y Cristy desde Suiza. Poco después de este momento digno de un comercial de Telcel emprendimos el regreso.
Por la tarde noche visitamos a unos amigos de Diego. El objetivo de la reunión fue jugar Arkham Horror de nuevo, pero además platicamos, cenamos y hasta vimos el video de bodas de nuestros anfitriones.
Y así llegó el martes, el último día de mi viaje. Por la mañana fuimos al acuario para visitar a las belugas y al león marino más grande que he visto. Ese fue el único día en que llovió, supongo que no era el único triste por partir. En la tarde pasamos a un par de tiendas y regresamos temprano a casa para organizar mi mochila y que Diego me mostrara un par de videojuegos, entre los cuales estuvo su nuevo Viva Piñata para el Xbox que le regaló Rodrigo.
A la madrugada del miércoles tome el taxi que me llevaría al aeropuerto y al final de esta aventura, este pequeño espacio de tiempo en el que recordé que para ser niño no hay edad. Espero se repita pronto.
NOTA: Si sienten que hay un hueco en mi bitácora, simplemente llenen los espacios con juegos de mesa+juegos de video.
Por cierto, acabé God of War en esa semana.
Por cierto, acabé God of War en esa semana.
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